Cuento: EL DESEO DE LOLA
Escrito por Bard, asistente de IA de Google, según idea y adaptación de Braulio Morales Ruiz
Vivía
una vez, en un pequeño pueblo de los montes de Toledo, una niña llamada Lola
que adoraba la Navidad. Le encantaba todo lo relacionado con estas fiestas: los
árboles decorados, los regalos, las luces, la música... Pero, sobre todo, lo
que más le gustaba era ver caer las estrellas fugaces en la noche de Nochebuena
y pedir un deseo.
Y a ti, que estás leyendo este cuento ¿Qué te gustaría
pedir si vieras caer una estrella fugaz?
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La
Nochebuena pasada, después de cenar con su familia, Lola se despidió de todos y
se fue a dormir. Y estaba ya en su cama, abrazada a su muñeca preferida cuando
miró por la ventana y vio una estrella fugaz. Era la estrella más brillante que
había visto nunca. Enseguida pidió un deseo: "Ojalá pudiera hacer algo bueno por los demás"; y se
quedó dormida.
Tú, si tú que sigues ahí leyendo y que comienzas a
imaginarte cómo es Lola, ¿Crees que todos podemos hacer algo bueno por los demás?
Al
día siguiente, Lola se despertó pensando en la misma idea con la que se había
dormido la noche anterior. Se levantó, se vistió y salió a la calle. Se dirigió
al arroyo, que por aquellos días corría sucio y contaminado, y donde ya ni las
ranas croaban como antes, y se sentó a la orilla.
-
¿Qué puedo hacer?,
se preguntó Lola cabizbaja. - ¿Cómo puedo ayudar a los demás?
De
repente, Lola vio a una niña pequeña metida en el arroyo. El agua la llegaba
por las rodillas aquel día. La niña estaba mojada y muy sucia por la
contaminación del arroyo. Lola se acercó
a ella y le preguntó:
-
¿Estás bien?
La
niña respondió:
-
Me he metido en
el arroyo y no sé cómo salir.
Lola
se acercó y la niña se cogió de su mano. Enseguida tiró de ella y la puso a
salvo. La niña le dio un abrazo.
-
Gracias -dijo. - No
sé qué hubiera hecho sin ti. Me llamo Ana.
-
Yo soy Lola – dijo
Lola. - ¿Quieres que te acompañe a tu casa?
-
¡Claro que sí! Muchas
gracias, dijo Ana.
Y
así, Lola acompañó a su nueva amiga hasta su casa y se despidieron con un
abrazo aún más fuerte que el anterior, quedando en volver a verse pronto y jugar
juntas.
Lola
se quedó pensando. Había ayudado a la niña, pero no era suficiente. Tenía que
hacer algo más. Al instante, ¡tuvo una
idea! Y se fue corriendo hasta su casa.
Al
llegar a su casa, Lola contó a su madre lo que le había pasado y le explicó su
idea. Después, le pidió que le ayudase a enviar un mensaje a su maestra, para contárselo,
porque estaban de vacaciones y no podía visitarla en el colegio. La maestra se
emocionó al recibir el mensaje de Lola porque la quería muchísimo y escucharla
de nuevo era para ella el mejor regalo de Navidad que podía recibir.
-
¡Seño! ¡Seño! – dijo
Lola con voz agitada y emocionada a la vez. - Quiero organizar una campaña para
concienciar a la gente sobre la importancia de cuidar el agua, pero no solo de
nuestras casas y del cole, sino también del arroyo del pueblo, y podemos repartir
folletos, hacer carteles, organizar actividades …
Y
Lola continuó y continuó explicando, y le habló a su maestra de la Nochebuena,
de la estrella fugaz, de lo que le había pasado con Ana, y que ya ni las ranas
croaban como antes.
La
maestra de Lola le felicitó por su buena obra con aquella niña pequeña, y le
dijo que era una idea estupenda organizar esa campaña; también le dijo que la
ayudaría, pero que estuviese tranquila, que la pondrían en marcha a la vuelta
de vacaciones, junto con sus compañeros y compañeras de clase.
Aun
así, Lola y su maestra se llamaron muchas veces y se enviaron mensajes en
aquellos días de vacaciones. Compartieron ideas y comenzaron a diseñar folletos
y carteles; la familia de Lola pensó también en ayudar y organizaría actividades
con las demás familias del pueblo.
¿Tú también llamas a tu maestra en vacaciones y la cuentas
tus ideas?
Cuando
comenzó el colegio, Lola y su familia, ayudaron a la maestra a poner todo en
marcha y la campaña fue un éxito. Mucha gente aprendió a cuidar y a ahorrar
agua, y todos velaron por que el arroyo estuviese siempre limpio. En poco tiempo se volvió a escuchar el croar
de las ranas y Lola estaba muy contenta. Había
cumplido su deseo.
Cuando tienes un deseo para los demás, como el de Lola,
¿te sientes orgulloso de haber cumplido tu deseo?
-
Has hecho un gran
trabajo, Lola - le dijo su madre. - Has ayudado a los demás y has hecho que la
gente sea más consciente de la importancia de cuidar el agua.
-
Sí, hija – le dijo
su padre-. Estamos todos muy orgullosos de ti.
Lola
estaba contenta de haber hecho algo bueno por los demás y también por su
familia.
¿Te sientes bien cuando haces algo bueno por tu familia
y por los demás?
Y
cuando llegó la noche, calentita, en su cama bajo su edredón, Lola sonrió, se
abrazó a su muñeca preferida y cerró los ojos. Sabía que la estrella fugaz de la Nochebuena le había concedido su
deseo.
Y a ti que sigues ahí leyendo con atención este
cuento, te animo a que hagas de esta Nochebuena, ¡sí, sí, esta Nochebuena!, una
noche muy especial. Mira al cielo y pide un deseo. Puede ser cualquier cosa, lo
que tú más desees, pero te animo a que pienses en algo que no sea para ti sino algo
que pueda ayudar a los demás.
Finalmente, recuerda que, con nuestras buenas acciones,
todos podemos hacer felices a muchas personas y conseguir que el mundo sea un
lugar mejor.
¡Feliz Nochebuena!