lunes, 25 de diciembre de 2023

 Cuento: EL DESEO DE LOLA

Escrito por Bard, asistente de IA de Google, según idea y adaptación de Braulio Morales Ruiz

Vivía una vez, en un pequeño pueblo de los montes de Toledo, una niña llamada Lola que adoraba la Navidad. Le encantaba todo lo relacionado con estas fiestas: los árboles decorados, los regalos, las luces, la música... Pero, sobre todo, lo que más le gustaba era ver caer las estrellas fugaces en la noche de Nochebuena y pedir un deseo.

 Y a ti, que estás leyendo este cuento ¿Qué te gustaría pedir si vieras caer una estrella fugaz?

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 La Nochebuena pasada, después de cenar con su familia, Lola se despidió de todos y se fue a dormir. Y estaba ya en su cama, abrazada a su muñeca preferida cuando miró por la ventana y vio una estrella fugaz. Era la estrella más brillante que había visto nunca. Enseguida pidió un deseo: "Ojalá pudiera hacer algo bueno por los demás"; y se quedó dormida.

 Tú, si tú que sigues ahí leyendo y que comienzas a imaginarte cómo es Lola, ¿Crees que todos podemos hacer algo bueno por los demás?

 Al día siguiente, Lola se despertó pensando en la misma idea con la que se había dormido la noche anterior. Se levantó, se vistió y salió a la calle. Se dirigió al arroyo, que por aquellos días corría sucio y contaminado, y donde ya ni las ranas croaban como antes, y se sentó a la orilla.

 -         ¿Qué puedo hacer?, se preguntó Lola cabizbaja. - ¿Cómo puedo ayudar a los demás?

 De repente, Lola vio a una niña pequeña metida en el arroyo. El agua la llegaba por las rodillas aquel día. La niña estaba mojada y muy sucia por la contaminación del arroyo.  Lola se acercó a ella y le preguntó:

-         ¿Estás bien?

La niña respondió:

-         Me he metido en el arroyo y no sé cómo salir.

 Lola se acercó y la niña se cogió de su mano. Enseguida tiró de ella y la puso a salvo. La niña le dio un abrazo.

 -         Gracias -dijo. - No sé qué hubiera hecho sin ti. Me llamo Ana.

-         Yo soy Lola – dijo Lola. - ¿Quieres que te acompañe a tu casa?

-         ¡Claro que sí! Muchas gracias, dijo Ana.

 Y así, Lola acompañó a su nueva amiga hasta su casa y se despidieron con un abrazo aún más fuerte que el anterior, quedando en volver a verse pronto y jugar juntas.

 Lola se quedó pensando. Había ayudado a la niña, pero no era suficiente. Tenía que hacer algo más. Al instante, ¡tuvo una idea! Y se fue corriendo hasta su casa.

 Al llegar a su casa, Lola contó a su madre lo que le había pasado y le explicó su idea. Después, le pidió que le ayudase a enviar un mensaje a su maestra, para contárselo, porque estaban de vacaciones y no podía visitarla en el colegio. La maestra se emocionó al recibir el mensaje de Lola porque la quería muchísimo y escucharla de nuevo era para ella el mejor regalo de Navidad que podía recibir.

 -         ¡Seño! ¡Seño! – dijo Lola con voz agitada y emocionada a la vez. - Quiero organizar una campaña para concienciar a la gente sobre la importancia de cuidar el agua, pero no solo de nuestras casas y del cole, sino también del arroyo del pueblo, y podemos repartir folletos, hacer carteles, organizar actividades …

 Y Lola continuó y continuó explicando, y le habló a su maestra de la Nochebuena, de la estrella fugaz, de lo que le había pasado con Ana, y que ya ni las ranas croaban como antes.

 La maestra de Lola le felicitó por su buena obra con aquella niña pequeña, y le dijo que era una idea estupenda organizar esa campaña; también le dijo que la ayudaría, pero que estuviese tranquila, que la pondrían en marcha a la vuelta de vacaciones, junto con sus compañeros y compañeras de clase.

 Aun así, Lola y su maestra se llamaron muchas veces y se enviaron mensajes en aquellos días de vacaciones. Compartieron ideas y comenzaron a diseñar folletos y carteles; la familia de Lola pensó también en ayudar y organizaría actividades con las demás familias del pueblo.

 ¿Tú también llamas a tu maestra en vacaciones y la cuentas tus ideas?

 Cuando comenzó el colegio, Lola y su familia, ayudaron a la maestra a poner todo en marcha y la campaña fue un éxito. Mucha gente aprendió a cuidar y a ahorrar agua, y todos velaron por que el arroyo estuviese siempre limpio.  En poco tiempo se volvió a escuchar el croar de las ranas y Lola estaba muy contenta. Había cumplido su deseo.

 Cuando tienes un deseo para los demás, como el de Lola, ¿te sientes orgulloso de haber cumplido tu deseo?

 -         Has hecho un gran trabajo, Lola - le dijo su madre. - Has ayudado a los demás y has hecho que la gente sea más consciente de la importancia de cuidar el agua.

 -         Sí, hija – le dijo su padre-. Estamos todos muy orgullosos de ti.

 Lola estaba contenta de haber hecho algo bueno por los demás y también por su familia.

 ¿Te sientes bien cuando haces algo bueno por tu familia y por los demás?

 Y cuando llegó la noche, calentita, en su cama bajo su edredón, Lola sonrió, se abrazó a su muñeca preferida y cerró los ojos. Sabía que la estrella fugaz de la Nochebuena le había concedido su deseo.

 Y a ti que sigues ahí leyendo con atención este cuento, te animo a que hagas de esta Nochebuena, ¡sí, sí, esta Nochebuena!, una noche muy especial. Mira al cielo y pide un deseo. Puede ser cualquier cosa, lo que tú más desees, pero te animo a que pienses en algo que no sea para ti sino algo que pueda ayudar a los demás.

 Finalmente, recuerda que, con nuestras buenas acciones, todos podemos hacer felices a muchas personas y conseguir que el mundo sea un lugar mejor.

 ¡Feliz Nochebuena! 

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